Hasta que no te jugás las alas no hay cielo que valga la pena...

24.10.10



Visito a un monje taoísta del monte Daitian y no lo encuentro (Li Bai)

Ladridos de perro irrumpen en el rumor de las aguas,
Realza el rocío las flores de melocotonero.
Fugaces se ven algunos ciervos en el bosque espeso,
No se oyen campanas junto al torrente del mediodía.
Bambúes silvestres hienden las nieblas azuladas,
Manantiales vivos penden de las rocas jadeantes.
No hay nadie que sepa decirme dónde puede haber ido,
Descorazonado me apoyo entonces en algún pino.